Tu mirada,
como un microscopio de desilusiones
me penetra el alma incierta,
separando la realidad del sueño.
Tus manos,
las salvadoras,
tienen misericordia de mi dolor amorfo y
arrancan el corazón de mi pecho dejando un hueco abismal,
donde el eco de tu nombre se esconde.
Si te llevas mi dolor contigo, sera como si nunca fuimos.