Maldito Sea Tu Nombre!

Cada día es mas difícil que el anterior, controlar mi impulso es casi imposible.
Días tan largos,
no puedo dormir,
ni comer,
no pienso con claridad
y fumo como una condenada.
Camino de un extremo de mi habitación al otro.
Pronto desgastare el suelo si sigo así.
Lo veo en la mesa, junto al cenicero improvisado.
Lo tomo, lo sostengo en mi mano, lo enciendo y lo apago.
Recorro la agenda de la A la Z, solo para regresar a la A.

¡¡Maldita A!!
Estúpida letra que comienza tu nombre.
Borro tu nombre y tú numero.
Eso de que me sirve, si me lo se de memoria, podría marcarlo con los ojos cerrados.
Busco el registro de llamadas… y ahí esta, tú numero
con fecha y hora del día en que todo llego a su fin.
Marco los días del calendario con una X roja.
Como lo hace un alcohólico desde su última bebida.
Así eres tú, un vicio.
Dañino y difícil de dejar-

¡Cae la noche y me desespero, me peleo con el móvil para no llamarte!
¡Me tiro en la cama y ahogo un grito debajo de mi almohada!
Cierro los ojos en un intento frustrado por dormir.
¡Claro mi sueño es saboteado por tu imagen quemando cada neurona
y tu maldito nombre taladrando mi cabeza!
Mis pensamientos me traicionan poniendo en balanza mil y un razones para no llamarte.
Pero la balanza parece desafiar la gravedad y no se inclina a mi favor.

¡NO! ¡NO! ¡NO!

Llamarte seria mi muerte segura, este corazón agoniza, apenas respira.
Me veo obligada a recordar el daño que me haces y regresa mi dolor.
Abro los ojos solo para seguir siendo atormentada por tu fantasma. Estas en mi cama, las paredes de mi vientre, de mi habitación.
El fantasma de tu recuerdo sigue en mi baño y mi cepillo de dientes.
Me hace falta el aire, me asfixian los recuerdos.

Intento respirar lentamente y me digo en voz alta,
“Celaura, recorda el dolor que el te causo, recorda su indiferencia, y como brillo por su ausencia cuando mas lo necesitabas. ¿Sentís como regresa la ira? ¿Recordas como llamo mentira tu desgracia? Mientras vos morías y tu alma herida tan herida se desmoronada en mil pedazos. El único sonido que escuchabas era tu llanto... como te ahogabas en llanto.”

¿Y el?

¿Que hizo?

¿Que dijo el?

Así es…no hizo, ni dijo NADA.

Y cada noche el ciclo se repite como una historia sin fin, me peleo con el móvil, y marco los días desde la última vez que hablamos. Queriendo liberarme de esta adicción, de este vicio siniestro que eres tu.

NADA

Completa mente desmembrada,
despojada de todo sentimiento.
Como un bloque de cemento,
aspero y sensible a nada.
Ya ni siquiera estoy podrida
estoy seca
sin vida
sin luz